28/6/09

Margit Anna, rompiendo límites

Margit Anna, (Borota, 23 de diciembre de 1913- Budapest, 3 de junio de 1991)
Pintora húngara nacida en Borota, pasó su niñez en esta ciudad pero pronto hacia 1930 se trasladaría con su familia a Budapest. Allí comenzó sus primeros estudios en la escuela de arte, y allí conoció al amor de su vida, el pintor Imre Ámos con quién se casó en el año 1936.

Las primeras obras de Margit nacen de una estrecha sintonía intelectual y espiritual con su marido, dotando a sus pinturas de colores claros y luminosos, representando en su mayoría figuras femeninas y numerosos autorretratos.

En el año 1937, en la Exposición Universal en París, conoce al pintor Marc Chagall, recibiendo una fuerte influencia a tanto a nivel espiritual como artístico


Entre 1938 y 1941 pasó los veranos con Ámos en Szentendre. A su grupo de amigos pertenecieron entre otros Lajos Vajda, Júlia Vajda, Dezső Korniss, Emil Kelemen, Endre Rozsda, Lajos Barta y Béla Bán
Poco tiempo después Imre Ámos, fue víctima de la barbarie nazi, siendo cruelmente privado de los más elementales derechos de un ser humano y sometido a torturas en un campo de concentración.

En esta época los dibujos y pinturas de Margir Anna cobran mucha más fuerza, rodeando, apretando las formas, las siluetas como un aro, como un círculo del que no se pudiera salir.

El autorretrato tiene tal presencia en su obra que muchas veces aparece incluso en los bodegones, rompiendo así con los límites entre géneros, como un cuadro dentro del propio cuadro.

En el año 1944 muere su marido. A partir de esa época y situación los cuadros de Margit toman un estilo mucho más severo y elemental. Es cuando aparecen en escena las figuras de muñecos que simbolizan al hombre expuesto a la historia.

Después de unos años sin pintar apenas, Margit vuelve a trabajar en el año 1960, esta vez, sus obras son más grotescas casi surrealistas. Ahora las figuras que representan el judaísmo y sus costumbres adquieren protagonismo y son representadas sin ningún tipo de ocultismo siendo totalmente evidentes y reconocibles.

En los años setenta en sus cuadros predomina el primitivismo ingenuo pero a la vez deliberado y el colorismo excepcional de los objetos kitsch y fotos pegados dentro del cuadro.

A través de los muñecos también representó las tragedias familiares e históricas. Desde los años 70 hasta su muerte trabajó en los temas de la guerra y los judíos, la viudez, la tragedia de la soledad, impregnando sus cuadros con voces irónicas, grotescas, malvadas, demoníacas y con ambivalencia.

Seguía pintando autorretratos, convirtiéndolos a veces en metáforas o alegorías.

Pintó la deformación de su propio cuerpo, los pasos antes del deceso. Sus cuadros se vuelven de un tono cada vez más amargo, que se confirma en los títulos “parlantes” y por los mensajes escritos en el envés de los lienzos.

Murió en 1991.

Sus obras se guardan en importantes colecciones privadas y públicas, entre ellas en la Galería Nacional Húngara, en el Museo Janus Pannonius de Pécs, en el Museo Ferenczy de Szentendre, y en la misma ciudad en la Casa Conmemorativa Margit Anna- Imre Ámos inaugurada en 1984.