11/5/10

Un poema de José Viñals


• Se abre el aire y da paso al aroma…
• Tus dos pechos, como dos cabritos
• mellizos de gama, que son apacentados
• entre azucenas.
• Se abre el aire y da paso al aroma.
• En los labios del día hay una
• mueca de delicia.
• Los furtivos caminan cabizbajos con sus flacos
• lebreles.

• En la montaña el gato montés y la garduña están ambos
• en celo y lanzan sus urgentes maullidos.
• Te bañas en el río y tus
• dos pechos brillan como peces de escamas rubias y tornasoladas.
• Te miro, mejor decir te observo y se me enturbia el pensamiento,
• mujer amada y deleitosa, maternal y luciente.
• En el agua se mece
• y se dilata y gira la redondez rotunda de tu culo.
• Y tu risa es de
• breva que ha rajado el verano y respetado el pico de los pájaros.
• A deidad de los sexos te comparo, a fruto terrenal, a estatuilla de
• barro sin cocer de Maillol te comparo.


• Como dos cabritos mellizos de gama, como magnolias lentas, así tus
• pechos de pico de paloma, así tus dos panales obedientes, así tu
• ser y tu opulencia, sacerdotisa de las mieses, diosa de los retablos.
• Que mis ojos te absorban, que te incrustes como una gema en la
• palabra, que quepas en la hondura de mi pecho, que abras los
• manantiales de la idea, que me talles el alma con el cincel de tu
• correspondencia con la vida.
• Desde la gloria de tu piel y tu planta, hazme que cante en ti y contigo,
• ahora que se inclina, como una rama del granado cargada
• de dulzuras, la hora breve y cuajada de la tarde, en donde,
• como música inmóvil, con suavidades palpo la luz de tu silencio.
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• José Viñals

• Todas las obras escultóricas son del artista: Aristide Maillol.
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