Standard
Zhelisko
Winslow
womanatawindow
Winslow
Whitakerthe
Montaigne
Vettriano
Yeates
Dali
Johnson
Reid
Pilar Rios
Pierre Bonnard
Gauguin
Wieck
Weistling
Worrall
Meadow
Buri
Cassatt
Louis Comfort
Allemand
Kyser Smith
Bennett
Kimberly
Kostjan
DeCamp
Lipking
Woman
Tsukakhina
Evening
FAULKNER
Matisse
Toulouse
Courbet
Strino
Strino
Friedrich
Frederick
Barraud
Fabi
Kubi
Tarbell
Duer
aczkiewicz
Monet
Pew
Hassam
Emerald
Pissarro
Larsen
Morisot
sanne
Zhelisko
Winslow
womanatawindow
Winslow
Whitakerthe
Montaigne
Vettriano
Yeates
Dali
Johnson
Reid
Pilar Rios
Pierre Bonnard
Gauguin
Wieck
Weistling
Worrall
Meadow
Buri
Cassatt
Louis Comfort
Allemand
Kyser Smith
Bennett
Kimberly
Kostjan
DeCamp
Lipking
Woman
Tsukakhina
Evening
FAULKNER
Matisse
Toulouse
Courbet
Strino
Strino
Friedrich
Frederick
Barraud
Fabi
Kubi
Tarbell
Duer
aczkiewicz
Monet
Pew
Hassam
Emerald
Pissarro
Larsen
Morisot
sanne
.
Cansada de rodar,
de soñar apariencias,
de debatirse en vano
ensayando posturas de defensa o de ataque,
de convertise en otra,
esa mujer perdida por Manhattan
se ha escondido en un cuadro de Edward Hopper,
se ha sentado en la cama de una pensión anónima
y ya no espera nada.
de soñar apariencias,
de debatirse en vano
ensayando posturas de defensa o de ataque,
de convertise en otra,
esa mujer perdida por Manhattan
se ha escondido en un cuadro de Edward Hopper,
se ha sentado en la cama de una pensión anónima
y ya no espera nada.
Sin abrir tan siquiera la maleta,
acaba de quitarse los zapatos
porque los pies le duelen,
y se ha quedado sola entre cuatro paredes,
condenada a aguantar a palo seco
esa luz de la tarde ya en declive
que se filtra en la estancia
veteada de brillos engañosos,
con los brazos caídos y la mirada estática,
clavada eternamente de cara a una ventana
que de tan bien pintada parece de verdad.
acaba de quitarse los zapatos
porque los pies le duelen,
y se ha quedado sola entre cuatro paredes,
condenada a aguantar a palo seco
esa luz de la tarde ya en declive
que se filtra en la estancia
veteada de brillos engañosos,
con los brazos caídos y la mirada estática,
clavada eternamente de cara a una ventana
que de tan bien pintada parece de verdad.
- Carmen Martín Gaite