11/2/11

RAGAZZO


• En esta ocasión sucumbo ante el mundo clásico y mágico de Nelson Simón, poeta cubano nacido en el año 1965.
• Este brillantísimo escritor nos ofrece un viaje extraordinario a la Roma antigua a través de "Ragazzo", y ello es así porque de la mano de este joven, broncíneo, delineado, equilibrada proporción de formas y volúmenes, encontramos las líneas perfectas del clasicismo.
• Pero no es un viaje al mármol, a la perfección de la estatua, sino una escapada descarada, prohibida, desinhibida al interior de las formas que tanto hemos contemplado en los monumentos y admirado en su estatismo.
• Ragazzo, amigos, es el templo hecho carne, El Templo de la Sibila, en cuyo interior Nelson Simón encuentra los labios de los muchachos que agasajaron el Coliseo nocturno con la vibración de su cuerpo. y nosotros, los lectores, asistimos al temblor y a la sacudida de la adivinación del oráculo.
• Ragazzo es el deseo actual de los que aman la carne sabia, instruida, adorada por los dioses.
• Mezcla atrevida y sicalíptica de carne y cuerpo, de talla y labor en sus ojos, en su pecho, en su ombligo, en el nacimiento de la llave del Imperio romano, en sus piernas imponentes, y en sus manos, las que han sabido atravesar el espejo de los siglos.
• Espero que disfrutéis de este viaje a la construcción del mundo, al éxtasis de la belleza del deseo de la mano de un joven que atraviesa el tiempo, llámese Adriano, Fabrizzio, Giuseppe, o Giuliano...
• Salve ragazzo!



Moreno Bondi




RAGAZZO
• La palabra ragazzo, no tiene traducción: lo aprendí bajo la luz intensa del verano de Roma, aún fascinado por el mármol piadoso de la fuente de Trevi; mientras recorría, -invisible y absorto- Piazza Venezia.



Van Rainy Hecht-Nielsen
• Perdido en la conversación sin sentido que sostienen los turistas; cansado de admirar los estragos del tiempo que hace polvo la carne y silencio la piedra, me senté en un banco a ver cómo la tarde descendía hacia el Trastévere. Con ella, envuelta en sus pañales, iba mi alma, y alguna ilusión vana como el país del que había llegado. (Por entonces había comprendido que la isla siempre habrá de dolernos como un cardo, que, pobre, se enquista en nuestro pecho).



Álvarez Cebrián
• La palabra ragazzo, no tiene traducción: no la busquéis en vano en los diccionarios, no preguntéis por su significado ni en las plazas más nobles, ni en las sórdidas tabernas donde el humo del tabaco y el olor de la cerveza, se entrecruzan como un cisne invisible que te empuja hacia la tentación.



Álvarez Cebrián
• Los sensuales muchachos de La Habana,
• abiertamente tristes como sus playas,
• nunca podrán ser nombrados con la palabra ragazzi.
• Los alegres chicos de Andalucía, con labios
• que se ofrecen cual carnosas olivas,
• nunca van a reír con la dulce perversidad
• de un ragazzo. Los modernos jóvenes de Nueva York,
• con sus músculos perfectos como el acero que sostiene a su ciudad,
• no pueden abrazar con esa pasión antigua,
• mezcla de sangre
• y lirio tostado por el sol mediterráneo,
• que arrastran los ragazzi.



Angel Ramiro Sánchez


• El ragazzo se sentó a mi lado en el sencillo banco de Piazza Venezia, y la ciudad de Roma, hasta entonces sólo esplendor de ruinas y de sueños, fue otra de repente. Tuvo el misterio y el glamour que yo había imaginado para ella.



Álvarez Cebrián

• Habló y apenas pude comprender,
• al extender su mano, firme como los puentes que atravesamos,
• que me invitaba a andar,
• cuando junto a la tarde descendimos hasta el Trastévere.
• Vimos pasar los botes y algún pájaro gris, cual fantasmas románticos.
• Sentimos en nosotros el aroma culpable de los hombres
• que antes se habían amado junto a las calmas aguas.
• Nunca dejé su mano. Nunca dijo su nombre ni quise preguntarle.



Anthony Ackrill



• Pudo llamarse Adriano, Fabrizzio, Giuseppe, o Giuliano:
• nombres que siempre dejarían su música en el esmalte de mis dientes.
• Su perfil me acompaña aún como las imágenes de esos jarrones
• que he visto en los museos. Su boca me sigue recordando
• la luna atada sobre el Trastévere. Su pelo descuidado,
• su cuerpo perfecto y dispuesto
• solo pueden caber en esa palabra intraducible: ragazzo.
• Yo aprendí aquella tarde lo que ya Pasolini
• había visto en los pepillos romanos,
• lo que le hacía vivir, cada noche, al borde del abismo,
• siempre dentro del puño pálido y seductor de la muerte.




Felix Ziem
• Nelson Simón (Pinar del Río, Cuba, 1965)
• Poeta, escritor para niños y editor.
• Cuenta con una extensa obra publicada en la que se destacan los poemarios Ciudad de nadie ( Editorial Loynaz, 1992 y 2008), El peso de la isla (Editorial Loynaz, 1994 y 2002), Con la misma levedad de un naúfrago (Editorial Letras Cubanas, 1996) y A la sombra de los muchachos en flor, premio Julián del Casal 2000 y Premio de la Crítica 2001 (Editorial Unión, 2001 y 2002).
• Obtuvo la primera mención de poesía en el premio Casa de las Américas 2008, por el poemario inédito, <>



Silvia Fasano


Eric Fischl


Hasan Saygin